Primer paso para ¡quitarse! los kilazos -superfluos-...
Ya sabemos, que durante la semana no hay que repetir -casi- apenas, el mismo alimento... Carne de avestruz, chuletas de pavo, solomillo de ternera, hígaditos de pollo, salmón, atún, lubina, caballa, sardinas, gambas, langostinos, mejillones, huevas, leche con lactosa, sin lactosa, de soja, yogur natural, con sabor, requesón, queso de burgos, quesitos en porciones, queso batido, queso de untar, brócoli, calabacín, col, espinacas, cebolla... ¡etc!
Segundo paso... ¡Proteína! ¡Proteína! y... ¡más Proteína! ¿Qué no hemos llegado al mínimo previsto? ¿No será que estamos comiendo demasiado poco? Si lo estamos haciendo bien, y comiendo correctamente, ¿habremos elegido alimentos con bajo contenido proteínico? O quizá, sin darnos cuenta, ¿estaremos dando demasiada rienda suelta a los hidratos de carbono?
Tercer paso... ¡Recargar pilas! ¿Cómo? Moviéndonos -sin parar- durante todo el día... Y no nos importe que piensen que estamos teniendo ataquitos epilépticos, no, porque -incluso- sentadas podemos estar moviendo los pies -rotándolos hacia un lado y hacia otro-, flexionando las piernas, agachandonos hasta tocar las puntas de los pies, realizando estiramientos de brazos, apretando/desapretando el abdomen, encogiendo/desencogiendo los glúteos... ¡lo que sea! pero sin que falte ¡movimiento! porque cada segundo, cuenta, y quemamos calorías... Y estando de pié, podemos mover las piernas hacia atrás y hacia adelante, a la par que volvemos a encoger abdómen y glúteos (hay que apretar hasta ¡notar!), realizar sentadillas cuando nos acerquemos, por ejemplo, al baño, ¡etc!... Cualquier lugar es apto para realizar un leve esfuerzo, físico, porque si mientras caminamos vamos realizando pequeños encogimientos/desencogimientos de barriguita y culete, ¿acaso alguien nos lo vá a notar? Recordemos aquella frase famosa... "Quién mueve las piernas, mueve el corazón" y esto significa que, además, le estamos dando ¡salud! a nuestro cuerpo así que, ¿se la vamos a negar?
Cuarto paso... Una vez al año, no hace daño. Y es aquí donde me salto un pelín ciertas reglas de la dieta a la torera porque, sin cometer demasiados excesos (eso sí, durante los dos primeros meses de dieta -dependiendo de cuantos kilos haya que perder cada un@, claro- hay que hacerla a ¡rajatabla!), yo me arrriesgué un poco pero... vaya, ¡funcionó!; e incorporé alguna que otra rebanadita de pan de salvado (marca Dietisa), decoré mis tarrinicas de queso de untar con aspartamo y con virutitas de chocolate (unas que vienen como en un tarro de especias u otras, que se suelen utilizar para recubrir los pasteles y encontré en Lidl) y... como no encontré aroma alimentario de avellana, machaqué una avellanita (¡una!, ¿eh?) y se la agregué a la mezcla que yo me hago para elaborar la Dukancilla (*). ¿Qué conseguí gracias a estos pequeños deslices? Pues sí, así es... que la ansiedad que me había atacado durante unos días, se esfumará... y sin apenas darme cuenta de que me encontraba, nuevamente, ¡a dieta! Ciertos caprichitos -benévolos-, nunca están de más porque aunque refrenen un poco la pérdida -rápida- de kilos, y tardemos un par de semanas -más- en llegar a nuestro peso, creo, que en parte nos benefician porque l@s que tenemos que perder mucho, ¡muchísimo peso! logramos no cansarnos de llevar pegáo en la frente el cartelito de... "Estoy a ¡dieta!"... Aunque bien es cierto que si la cumplimos totalmente al 100%, antes llegaremos a lucir modelitos de una talla que ¡jamás! pensamos volveríamos a llevar y, además, con un "extra"... ya que la ropa de tallas "normales" es muchísimo más barata. Por lo tanto, a menos kilos, ¡mayor ahorro! ; )
(*) Receta -propia- para elaborar la Dukancilla.
Un yogur edulcorado natural de la línea SatisfAcción (Vitalínea de Nestlé), una clara de huevo, un par de cucharadas de aspartamo (edulcorante en polvo: Cologran de Lidl o marca blanca de Consum, los más baraticos), una cucharada sopera de leche en polvo (Sveltesse o La Asturiana), una cucharada sopera de cacao desgrasado (Valor) y una avellana machacada, ¡casi pulverizada! Mezclamos bien todo los ingredientes en un bol con una varilla batidora y... tal cual. ¡Leche! ¡Cacao! ¡Avellana! y... ¿Azúcar? ¡No, gracias! ¡Aspartamo en polvo!
Como los frutos secos están prohibidos de por vida (¿quéquequé?) digo yo que ¡alguno! podremos saborear de vez en cuando, ¿no? Bien... alguno, y de forma esporádica (¡ay, si me leyera San Dukan!) pero, si tras el primero sigue el segundo... ¡abstención total! si no somos capaces de controlar las cantidades. Y en este caso, habrá que recurrir de nuevo a buscar aromas alimentarios. Aromas que, por cierto, ya podemos encontrar en...
Quinto paso... ¡Vinagre de sidra de manzana! Alternado de vez en cuando, con infusiones de Sen (Cassia Angustifolia) y Té verde (preferiblemente en hoja, y no, en bolsita)... Dos cucharadas antes -o durante- cada una de las comidas, añadidas a un vaso de agua -natural o con gas- que endulzaremos con edulcorante líquido y no con aspartamo porque espuma. También se puede añadir -directamente y sin edulcorante- a un vaso de gaseosa o cola light... Y el remate ¡total! -tipo cocktail-, es adornar el brebaje con un par de cubitos de hielo y una rodajita -y/o chorrito- de limón...
¡Ah! Preferiblemente, vinagre de sidra en botella de cristal y no de plástico... ; )
Regla Nº 2. - ¡Las cinco comidas! de rigor...
Continuará... ; )
Mientras tanto, ejercitad ¡vuestro cuerpo! con estos sencillos ejercicios de ¡TaeBo! que apenas duran 10 minuticos y os harán sudar, ¡la gota gorda! (caray con la palabrita dichosa... ¡jéje!).
Y si os enfundáis una fajita tipo Vulkan (en la farmacia de mis amig@s Jesús y Carmen, baratísima ¡casi regalada!) o en una malla/camiseta del tipo Airpreno con Titanio de Nordkapp (en Carrefour, y en su sección de oportunidades, a un precio -casi- simbólico... ¡corre qué se agotan!) os puedo asegurar que el resultado, efectivo, es el... ¡doble!
Lo dicho... me largo ¡corriendo! -no sin antes acicalarme y pintarme en plan rápido, gracias a MajicBeauty- porque me voy al cine. ; )
¡Buen finde!
Y si os enfundáis una fajita tipo Vulkan (en la farmacia de mis amig@s Jesús y Carmen, baratísima ¡casi regalada!) o en una malla/camiseta del tipo Airpreno con Titanio de Nordkapp (en Carrefour, y en su sección de oportunidades, a un precio -casi- simbólico... ¡corre qué se agotan!) os puedo asegurar que el resultado, efectivo, es el... ¡doble!
Lo dicho... me largo ¡corriendo! -no sin antes acicalarme y pintarme en plan rápido, gracias a MajicBeauty- porque me voy al cine. ; )
¡Buen finde!
2 ¡Aportaciones! y... ¡sin perder el ánimo!:
muy buenos todos los datos Corinne, ahora a mover el culo!! jaja.
Un besito y disfruta de la pelicula ;)
Vaya que si la disfruté... ¡lloré! como una Magdalena. ¡Jajajajajaja!
Tangled (Enredados), no es que fuera bonita, no... es que fue, ¡preciosa! Y una vez más, la sensibilidad que nos transmiten los personajes de Disney -y Pixar- traspasa la pantalla ¡en un nanosegundo!
Todavía sigo suspirando porque, envidio y admiro a todo el gran equipo que se encuentra detrás de las películas de animación porque el trabajazo que debe costar realizar una película como estas, no se paga, ni con todo el dinero del mundo...
La historia (basada en el cuento de los Hermanos Grimm, Rapunzel), no podía haber sido mejor y más habilmente trasladada a la pantalla porque... era todo tan ¡real! que, ya os digo, lloré, lloré ¡y lloré!
Para mí, sería un sueño ver y observar -en directo- el trabajo de toda esta gente maravillosa que nos hace evadirnos de la crudita realidad pero... es una pena porque, sí, sigue y seguirá siendo un sueño.
¡Ah! El protagonista, Flynn Ryder, le tiene un aire a Adrien Brody y, ella, Rapunzel, ¿a Sarah Polley? Y uno de los guardias reales, yo, también diría que es clavaico a ¡John Cleese!
De verdad de la buena -y de la veri* que os la recomiendo al ¡¡¡1000%!!! porque me parece, repito, una de las mejores que se han hecho hasta la fecha... Sentimentalmente, y románticamente hablando, junto a Wall-e. ; )
Por cierto... que no se quejen (actores/actrices/directores/productores, ¡etc!) si la gente no suele ir más al cine porque ¡atención a los precios! Kañeros, no, ¡desorbitados! Tanto, que solo éramos dos personas en el cine y... ¡en su segundo día de estreno! Triste, no, ¡tristísimo! Y no sigo porque, la sangre ¡se me calienta! y...
Total que... esta semana, muy a mi pesar, tendré que comer menos ¡pescado! (¡qué bajen los precios!) porque con el pastazo que nos gastamos para ver la peli, y con la reparación de Pepet, no es que no llegaremos a fin de mes, no... es que, ¡ya estamos en burdeos! Y no precisamente en la ciudad, sino que el rojo hace tiempo dejamos de verlo en nuestra cuenta...
C'est magnifiqué? No, c'est patetiqué!!!
¡Las 11! ¡Trago! ; )
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